Ideas para la post-recesión
Tras nueve trimestres
consecutivos de caída de la actividad, estamos a punto de alcanzar un punto de
inflexión que nos permitirá atrapar el vagón de cola de la reactivación
económica europea.
Llegamos al ansiado suelo y
sería conveniente ahora transformar la recuperación en un crecimiento de mayor
calidad. Calmadas las tensiones de los mercados financieros, hora es ya de
prestar atención a la economía real, pues de nada sirven décimas de crecimiento
si el aumento de rentas beneficia solo a unos pocos.
Tres ideas para convertir ese
deseo en realidad plausible. Primero, reconocer que el final de la caída obedece
a la positiva contribución del sector exterior. Aunque sea a costa de muchos
desperfectos, las exportaciones han evitado la zozobra, pero las mejoras de
competitividad basadas en descensos del coste laboral unitario a costa de
despidos y reducciones salariales son de efecto temporal y con fecha de
caducidad próxima. Hay que saber virar hacia un destino más atractivo e arriesgar
para ganar productividad sin destruir empleo. Cuando se percibe que el Estado
no considera estratégico invertir en conocimiento, es decir en las personas,
las señales emitidas no son muy estimulantes.
Segundo, sobre los efectos
sociales nocivos de las medidas aplicadas poco queda por comentar. No hay peor
rigor que el mortis. Un reciente informe de Oxfam nos muestra niveles de
pobreza y desigualdad que son vergonzantes. Seamos honestos y rigurosos. La
Eurozona ya ha salido de la recesión, pero liderada por países que apenas están
ajustando su déficit. Sabemos que los niveles actuales de déficit y deuda se
reducirán pronto, a medida que la actividad se recupere. Es el momento de
incidir en las bases imponibles más que en los tipos impositivos y plantearse
si los continuos aumentos de tasas, impuestos y precios adoptados son las
medidas que necesitan familias y empresas para ahorrar e invertir.
Tercero, tras las elecciones
alemanas es el momento de construir una Europa más unida y solidaria. La armonización
de las estructuras tributarias, la
coordinación en la lucha contra el fraude, la homogeneización de las
políticas de reequilibrio territorial, la creación de eurobonos o la supervisión
bancaria son temas de trasfondo político pero de gran alcance económico y
social. No es la reactivación lo que asoma, sino el momento de decidir en qué
Europa queremos vivir. No perdamos el rumbo de vista, por mucho que protesten
los que más tienen.
(Reproducción del comentario de hoy en Gestiona Radio)
El audio: Ideas para la post-recesión
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