El desempleo tecnológico avanza
El progreso
tecnológico crea valor y ciertamente la era de los ordenadores trae aumentos de
productividad espectaculares que se transforman en riqueza. Pero la revolución
digital es tan generosa en sus prestaciones como exigente en sus servidumbres y
requiere de cambios en la organización empresarial, en las instituciones y en
las capacidades de los trabajadores.
Intangibles como
el capital humano y organizativo son esenciales para que el uso de las
tecnologías de la información se convierta en fuente de bienestar para todos.
Sin embargo, las tecnologías digitales evolucionan a una velocidad pasmosa
mientras que muchas instituciones y empresas se mueven inercialmente y a paso
lento.
Hoy el riesgo de
que una parte de la sociedad se vea excluida del progreso económico es mayor
que antes del estallido de la crisis financiera y no sólo a causa de ella. Es
bien sabido que las personas con menor nivel de formación generalmente tienen menos
oportunidades de adaptarse a los cambios tecnológicos, sobre todo cuando éstos requieren
nuevas habilidades y conocimientos. Pero el proceso de automatización se está acelerando
y extendiéndose a nuevas áreas laborales porque las tecnologías digitales sustituyen
habilidades manuales y mentales, de manera que el desempleo tecnológico se está
abriendo paso también entre los trabajadores de cuello blanco. En Estados
Unidos ya es palpable que la desigualdad aumenta porque los empleos para
trabajadores con cualificaciones medias-altas escasean o se precarizan a medida
que sus conocimientos y capacidades van quedando obsoletas.
Es necesario que
cualificaciones laborales, empresas e instituciones evolucionen a medida que la
tecnología progresa. Los ordenadores realizan hoy tareas mentales que hasta
hace bien poco eran patrimonio exclusivo del ser humano y todo hace pensar que
la aparición de nuevas aplicaciones, dispositivos y equipos inducirá, en un
futuro próximo, grandes mejoras de productividad. Pero que este crecimiento
económico venga acompañado de la creación masiva de empleo dependerá de las
políticas que apliquemos.
La buena noticia
es que las tecnologías digitales ofrecen enormes posibilidades al ser humano.
Necesitamos nuevas empresas y nuevas formas de trabajo. Quien pretende crear un
negocio de base tecnológica debe ser apoyado, quien mejora sus cualificaciones
profesionales debe ser atendido, quien pretende acceder a un primer empleo debe
ser promovido y quien lucha por ampliar la frontera de la investigación básica merece
ser amparado. Pensemos en cómo lo estamos haciendo y encontraremos la
respuesta.
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