Del tapering al tupper
¿Conocen ustedes el tapering? No,
no me estoy refiriendo a la eclosión del
tupper, el envase hermético relleno de comida casera cada vez más presente en
los almuerzos en oficinas, fábricas y escuelas.
Se llama tapering a la retirada
de estímulos monetarios en la economía de Estados Unidos. Este repliegue
progresivo empezó a finales de 2013 y fue uno de los causantes de la depreciación
del dólar y la volatilidad en los mercados emergentes, preocupados los
inversores por la posible caída de actividad económica cuando la Reserva Federal
redujera el ritmo de compra de bonos y activos hipotecarios.
Pues no. Las retiradas de estímulos han continuado y la economía
norteamericana sigue mostrando un crecimiento sólido. Es una buena muestra de
que los mercados financieros no se mueven por lo que realmente va a pasar a
sino por lo que creen que va a suceder.
Y en este contexto es en el cual hemos de juzgar la acción del Banco
Central Europeo. Tras su última reunión, Draghi supo
llenar de euforia las bolsas europeas pues vino a decir que de riesgo de deflación,
nada de nada, y que, en cualquier caso, el BCE estaba dispuesto a todo.
Es precisamente con las expectativas económicas favorables con las que
cuenta el BCE. A medida que se acelere el crecimiento en el Sur de Europa, el
descenso en la inflación debería detenerse. Pero en realidad hay algunos datos
preocupantes. Alemania sigue mostrando un escandaloso superávit exterior del 7%
del PIB y en el último año el euro se ha apreciado más de un 5% frente al
dólar. La combinación entre euro al alza, demanda interna poco animada y desendeudamiento
tiene efectos deflacionistas que limitan el potencial de reactivación económica.
Ciertamente, el descenso en los precios de la energía y la estabilidad de
los impuestos indirectos ayudan a que la tasa de inflación se reduzca, pero el
grueso del descenso se debe a la caída en la inflación subyacente. Tanto en los
precios de los productos como de los servicios la inflación es hoy muy inferior
a un año atrás y está muy alejada del 2% que Frankfurt exige.
¿Qué pasará? Antes de tomar decisiones que no le apetecen, el BCE busca disponer
de una información perfecta que no existe. La ciudadanía merece que ahora asuma
tanto riesgo como antes supo hacer la troika cuando financió el rescate
bancario. Con tanto rigor se nos van a dormir los pies cuando más necesitamos
salir corriendo.
(Reproducción del comentario de actualidad económica en Gestiona Radio)
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