Resaca bancaria






Sobre los costes del rescate bancario: Publicado en CataluñaEconómica (enlacehttp://catalunyaeconomica.com/resaca-bancaria/)


El festival hipotecario sigue dando motivos de malestar y preocupación entre los participantes en el evento. Excesos y abusos que dejaron endeudados hasta las cejas a promotores, constructores y compradores de viviendas y costaron muy caros al sector, con destacadas caídas de actividad y empleo, un auge de ejecuciones hipotecarias, numerosas promociones paralizadas y un sinfín de viviendas vacías.

La palma se la llevan los culpables principales del desaguisado. Continúa el sistema financiero europeo dando motivos de preocupación y tampoco remiten los costes del rescate bancario. Las ayudas públicas fueron indispensables para el saneamiento, recapitalización y reestructuración de las entidades supervivientes del festín crediticio. La urgencia para proteger los intereses acreedores, en su mayor parte otros bancos europeos, se materializó en cuantiosas aportaciones de capital e intervenciones públicas directas en los países afectados. Cuestiones de riesgo moral aparte, derivadas de la sobreprotección pública de entidades privadas que no han acabado de asumir plenamente la responsabilidad de sus erróneas decisiones de inversión, el problema principal es la factura de la juerga.

El caso español resulta paradigmático para comprender las consecuencias de la imprudencia. Cual progenitores de adolescentes díscolos, asumimos abnegadamente el coste de los desperfectos causados por nuestra prole. Y no es moco de pavo. Hasta el momento, el Estado apenas ha recuperado el 8% de los más de 54.000 millones de euros aportados por el FROB desde el año 2009. Sólo el agujero generado en Bankia, Catalunya Caixa, Novacaixagalicia o el Banco de Valencia se estima que costará a la comunidad más de 40.000 millones de euros.

Lo peor radica en la convicción que el escenario de futuro en el sector sigue siendo amenazante. Atenazadas por un tipo de interés bajo mínimos, las entidades bancarias palidecen porque su modelo de negocio se basa esencialmente en poner precio al dinero. Además, los vientos de cambio hacia una mayor normalización de la política monetaria han ido virando de revés a medida que la desaceleración económica se confirmaba y las incertidumbres que subyacen en el escenario internacional no se desvanecían.

En su informe de otoño, el Banco de España considera que los riesgos para la estabilidad del sistema financiero español han vuelto a acrecentarse, debido a la revisión a la baja de las perspectivas económicas globales. El empeoramiento de expectativas amenaza con reducir un poco más la rentabilidad de unas instituciones financieras que todavía están pendientes de conocer las consecuencias finales de demandas judiciales en curso y que ya han debido afrontar un nuevo saneamiento de balances, un refuerzo de su solvencia y ajustes adicionales en la estructura y plantilla.

No es fácil gestionar hoy las entidades de depósito en las economías de la Eurozona. La política monetaria es criticada ferozmente por las economías en situación acreedora, pues el congelamiento de tipos de interés perjudica la remuneración de su ahorro menguante. Pero la nueva presidenta de la autoridad monetaria europea recibió un sabio consejos de su antecesor. Superviviente de mil batallas en el consejo del BCE, Draghi le sugirió que actuara guiándose por el conocimiento, el coraje y la humildad.

La gestión de la crisis financiera condujo las economías europeas a un territorio ignoto, propicio para la experimentación y heterodoxia monetaria. Probablemente, se reaccionó tarde y sin la necesaria complicidad de una política fiscal, todavía hoy ausente. Pero, en el contexto actual, pocas dudas existen sobre la conveniencia de mantener la laxitud monetaria y el intervencionismo en los mercados. El frenazo económico, el esperpento del Brexit y el conflicto comercial entre Estados Unidos y China asustan. Y mucho. Pero probablemente nada podría ser más tóxico para nuestro maltrecho sistema bancario que un repunte de las primas de riesgo que conllevara un descenso en la valoración de los activos financieros.

Pese a la amenaza de tormenta, hasta el momento la reacción de los mercados financieros internacionales ha sido moderada, en gran parte gracias a la actuación decidida de los bancos centrales. Pero si la percepción de riesgo se modifica, la economía europea no crece y las autoridades monetarias se amedrentan, el repunte de las primas será un hecho al que seguirían pérdidas en la cartera de valores de muchas entidades bancarias y una menor calidad de sus activos. Precaución.

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