Facebook: Juego posicional de ataque
Avui he publicat a la Revista Estrategia Financiera el següent article:
(També l'adjunto en format digital:
"Sigue siendo Internet
una poderosa fuente de innovación. En las últimas semanas, anda revuelto el universo
tekkie por los movimientos
estratégicos de las principales empresas de la red. Tras la compra de
Instagram, la espectacular adquisición de WhatsApp por parte de Facebook a
cambio de 19.000 millones de dólares ha situado en el candelero unos modelos de
negocio en Internet que evolucionan, se hibridan y adaptan a la búsqueda de nuevas fuentes de
valor. Los titanes del siglo XXI son tecnológicos, se nutren de aplicaciones y
emergen del dinámico universo de la Web 2.0.
La jugada estratégica
del imperio Zuckerberg es más poliédrica y tiene más matices de lo que
aparenta. Considerar que la principal red social invierte una fortuna en el
negocio de mensajería instantánea para móviles sólo para eliminar un competidor es demasiado simple y además
sería demasiado caro.
Evaluar la inversión de
Facebook desde una perspectiva estrictamente financiera sólo ofrece una visión
parcial del alcance de la jugada, ya que la operación se corresponde con un
movimiento mucho más estratégico que táctico. No estamos ante una operación especulativa
que persigue réditos a corto plazo sino frente a un movimiento que busca
mantener el liderazgo a medio plazo. En argot ajedrecístico, Facebook no
sacrifica una pieza a cambio de un ataque ganador inminente sino que opta por
abrir una columna donde situar sus piezas mayores, mejorar su juego posicional
y ganar espacio para en el futuro poder invadir decisivamente las posiciones
defensivas rivales.
La inversión de
Facebook es espectacular y, sin duda, arriesgada económicamente pues se trata de
la adquisición más cara jamás realizada de una empresa surgida del capital
riesgo. Pero el foco de atención no debería situarse sobre si el precio de la
operación es el adecuado, pues sólo se puede comprender el movimiento de
Facebook intuyendo cual puede ser el valor futuro de lo que está plataforma
acabará representando para la compañía de Zuckerberg. Es decir, no se trata de
analizar si WhatsApp vale hoy este precio sino de cual es el valor que la
compañía de mensajería tiene hoy para el Facebook del futuro. Desde esta
perspectiva, la respuesta es más compleja y menos intuitiva de lo que aparenta,
pues muchas veces se infravalora la fortaleza, el potencial de crecimiento y el
valor económico de las plataformas sociales.
¿Qué es lo que
formalmente adquiere Facebook? WhatsApp es una popular empresa de mensajería
que con sólo cinco años de vida y 55 empleados factura 20 millones de dólares
anuales y aglutina una red de más de 450 millones de usuarios activos que,
atraídos por la sencillez, versatilidad, bajo coste y privacidad de la
aplicación, han desertado totalmente del Short
Message Service convencional (sms), la fuente de negocio más lucrativa para los operadores
de telefonía móvil en los años recientes.
Si en el pasado
Facebook fue la empresa de Internet que creció más rápido en número de
usuarios, hasta alcanzar los 1.300 millones actuales y obtener unos ingresos
superiores a los 6.000 millones de dólares, hoy es WhatsApp quien muestra una
evolución sin parangón. Y si bien su nivel actual de ingresos es discreto, su
potencial de negocio es abrumador. Por un lado, debido al ritmo de crecimiento en
el número de usuarios, que actualmente se cifra en un millón de altas diarias.
Por el otro, debido a su favorable esquema de costes. Tanto el peso de la masa
salarial en la facturación como los ingresos por empleado sitúan a WhatsApp en
la cima de los rankings de eficiencia y productividad. En los próximos años el
crecimiento potencial de WhatsApp es muy superior al de la empresa de Zuckerberg
y no sólo como simple empresa de mensajería de textos, pues la aplicación
permite enviar fotos, videos y mensajes de voz entre usuarios, algo que también
ofrece Facebook. Ahí radicaría la dimensión defensiva de la adquisición.
Pero el movimiento estratégico
es también una jugada de ataque evidente y que está relacionada con la
especificidad del modelo de negocio de WhatsApp. El quid de la cuestión estriba
en una operación que confronta dos modelos de negocio distintos en un sector
regido por la innovación y el cambio tecnológico. Habitualmente, los modelos de
negocio basados en comunidades online dependen de la lealtad y confianza de
unos usuarios que invierten tiempo y suelen implicarse emocionalmente. A cambio
de ofrecer comunicación, las compañías generan ingresos que suelen proceden de
la venta de productos y servicios complementarios, la publicidad contextual (aquella
que se adapta a la navegación realizada por el usuario) o de suscripciones por
servicios en exclusividad. Este es precisamente el corazón del modelo de
negocio de Facebook: la venta de publicidad basada en los datos e intereses
personales de los usuarios de la red social.
En cambio, el modelo de
negocio de WhatsApp es consecuencia directa de la voluntad de sus fundadores de
crear un servicio de comunicaciones eficaz, rápido, simple, fiable y privado. Y
compatible además con los sistemas operativos para smartphones de Google, Apple
o Microsoft, entre otros. WhatsApp utiliza un modelo de ingresos recurrentes
basado en una suscripción anual de 0,99 dólares, una vez superado el primer año
de alta. Con disciplina y confianza en este esquema de negocio, la empresa ha transformado
totalmente un escenario de las comunicaciones personales que había estado
dominado hasta el momento por los grandes operadores de telecomunicaciones.
Ciertamente, el apetito insaciable de los seres humanos por la comunicación
explica una parte del éxito obtenido y la empresa encontró un terreno fértil
previamente labrado por el auge de las redes sociales pero el grueso del mérito
se corresponde con el talento, la confianza y la convicción que fueron necesarios
para desarrollar un modelo de negocio poco convencional en Internet. En la pared
del despacho de sus fundadores, todavía permanece colgada una nota que expresa
la hoja de ruta de la compañía: No Ads,
No Games, No Gimmicks (sin publicidad, sin juegos y sin gadgets llamativos). Es decir, centrarse
estrictamente en proveer una experiencia de comunicación que funcione
felizmente y que permita ahorrar tiempo y dinero a los usuarios. Y la compañía
ha llegado hasta este punto sin haber gastado un centavo en marketing.
Zuckerberg adquiere
pues la experiencia de un modelo de negocio que podría ser la esencia del
futuro Facebook porque la convergencia entre internet, telefonía y servicios ya
está aquí y nadie discute que la plataforma del futuro será móvil. Como
plataforma de comunicación, WhatsApp facilitará a Facebook la transición hacia
el mercado global de la telefonía y los contenidos y servicios para
dispositivos móviles. La adquisición aporta además la virtud de la
complementariedad geográfica pues WhatsApp es mucho más popular que el servicio
de mensajería de Facebook en muchos países emergentes, en los cuales los
dispositivos móviles son la principal opción para conectarse a Internet.
De ese modo, Facebook pretende
ir más allá de adquirir un jugador dominante que ocupa una posición muy
estratégica en el sector de las comunicaciones y pagar por una red de millones
de usuarios, mucho de los cuales actualmente ya participan en la principal red
social. Con la transacción también gana tiempo para aprender cómo sacar valor
de una forma distinta a una red en expansión que opera sobre una plataforma
móvil. Es decir, Facebook no sólo se apropia de una base de suscriptores sino
que, además, invierte en su nueva visión de lo que debe ser el Facebook del
futuro.
Lo que ha adquido
Facebook es, por tanto, un producto multidimensional, que le da entrada al
negocio de la telefonía inteligente, acceso a una enorme base de información y
datos y la experiencia de hacer crecer una idea y convertirla en rentable
aprovechando las características esenciales de un bien informacional. El valor
está en la red y en la comunicación y el negocio en el uso comercial de la
información generada. Estamos ante movimientos estratégicos relevantes en el
mundo del Big Data, las grandes bases de datos donde la información se
convierte en producto e instrumento para customizar
servicios y aplicaciones. Facebook ya se había convertido en el medio principal
para anunciar eventos y en una plataforma de comunicación prioritaria para
muchas de las grandes empresas transnacionales, incluso del sector de las
telecomunicaciones. Pero muy probablemente las conexiones diarias se puedan
capturar y transformar en metadatos mucho más fácilmente a partir de las aplicaciones
de mensajería, de modo que la compañía ha reforzado sensiblemente su capacidad
para identificar la red neural relevante de cada usuario y, a partir de ella,
desarrollar una publicidad mucho más eficaz y personalizada. Pero en esta
oportunidad es donde está el mayor reto para la red social de referencia.
Y no será fácil. Porque
WhatsApp es, a la vez, un símbolo. Y es algo más: es cool, sobre todo entre los jóvenes europeos. Es tener éxito
pensando en el producto y en la gente más que en el dinero. Y esta estrategia
de marca debe ser cuidadosamente gestionada por Facebook. La compañía
probablemente tratará de monetizar su inversión en WhatsApp incluyendo
estrategias de comunicación corporativa o suscripción por alertas y servicios
especializados de mensajería, adaptados a las preferencias de los usuarios,
para evitar la aversión a la publicidad de los fundadores y clientes de la
plataforma. Nadie había crecido tan rápidamente en el negocio de Internet como
WhatsApp, algo imposible sin saber conjugar oportunidad y fidelidad. El principal
reto de Zuckerberg no será, por tanto, recuperar la inversión sino garantizar
que WhatsApp continúe siendo percibido como algo especial, distinto y, en
consecuencia, atractivo.
Internet nos ofrece
nuevas formas de crear valor suministrando contenidos y servicios
personalizados a grandes redes de usuarios y con estructuras de costes
operativos y márgenes reducidos pero con una elevada rotación. Con un pequeño
ingreso por usuario se puede generar un negocio masivo si se dispone de una
estructura operativa muy eficiente. Se transita hacia una forma de generar
valor sustentada en conectar usuarios globalmente usando plataformas y
dispositivos móviles.
Tras la compra de
Instagram, WhatsApp y Oculus VR (la prometedora empresa de realidad virtual)
Facebook se mueve con determinación y arriesga para diversificar su estrategia
de negocio y continuar siendo la red social de referencia en Internet, al
tiempo que aprende a hacer negocio sin el ansiado maná de la publicidad y los
juegos interactivos. Y, sin duda alguna, este movimiento inducirá respuestas en
otros actores de la industria de la información. Habrá que seguir
acontecimientos.
Se discute
acaloradamente sobre si los gestores de Facebook son visionarios o alocados
pero ha sido WhatsApp quien, con perseverancia, mejora continua del modelo de
negocio, frugalidad en las políticas de marketing, una visión global y su
apuesta por las tecnologías móviles, ha abierto una senda que conduce hacia un
futuro excitante."
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