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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: juny, 2013

Instituciones

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En su obra La Gran Degeneración , el historiador Niall Ferguson afirma que el peor enemigo del imperio de la ley son las malas leyes. Recientemente, diversas aportaciones vinculadas a la escuela institucionalista de la historia económica describen la crisis financiera como el resultado de la decadencia de instituciones que fueron determinantes del auge de las llamadas sociedades occidentales. Desde esta perspectiva analítica, el elevado endeudamiento, la mala gestión bancaria o la desigualdad social no serían causas fatales sino tan sólo síntomas de un malestar institucional subyacente. Si las instituciones son la pieza clave para entender los resultados económicos de la historia moderna, cabría preguntarse por las virtudes institucionales que fomentan el progreso. Se citan como fuentes de bienestar y riqueza la presencia de una sociedad civil rica y vibrante, un gobierno amplio y descentralizado, un tejido organizativo denso en la esfera pública y en la privada y unas rel

Cifras y letras

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Hablemos hoy un poco de macroeconomía. O sea, de cifras y letras. Nuestra economía vuelve al equilibrio exterior. Es decir, no necesitamos recursos del exterior para financiar nuestra actividad económica interna. Es positivo, pues tenemos una larga tradición de déficits exteriores y con el elevado nivel de deuda externa existente, mejor no que optemos por la política del más madera . Pero lo relevante para el futuro próximo no es el hecho en sí mismo sino como se ha desarrollado el proceso. La recuperación del equilibrio tiene mucho que ver con la mejora de la balanza comercial y con una cierta recuperación de la confianza de los mercados, que ha puesto fin a la huída de capital. Por un lado, bueno es que nos demos cuenta que hay que adoptar medidas y políticas que favorezcan la productividad, pues sólo será ésta la que nos permitirá mantener la buena tendencia de las exportaciones cuando, en el futuro, repunte nuestra demanda de importaciones. Por el otro, situar la

Primavera

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Decía Pablo Neruda que aunque se cortaran todas las flores nada podría impedir la llegada de la primavera. Es lo que tiene de tozuda la estacionalidad. Y ya con los primeros indicios de primavera se nos altera la sangre. Semana primaveral llevamos, con unos datos sobre empleo y afiliación que, se miren como se miren, son positivos. Buenos mimbres para una temporada turística prometedora. Harán falta muchas más golondrinas para confirmar el cambio de estación. Poco probable parece que encontremos el punto de inflexión sin que repunte la producción industrial y mejoren los indicadores de consumo. El efecto primavera también afecta a parte de la troika, menos beligerante con el déficit y un punto autocrítica con la gestión de los rescates. Pero, claro, la sangre no hierve a todo el mundo por igual ni tampoco en las mismas partes de su anatomía. Francamente, lo que menos necesitamos en este momento es más ruido de fondo. Las exigencias de aumento de presión fiscal, la sugerenc

La fal·làcia del salari mínim

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Ofuscat   en voler vetllar per les essències pures de l’ortodòxia econòmica, el   Banc d’Espanya   continua amb la vella tradició de la institució d’atribuir tots els mals de l’economia a l’evolució de les rendes salarials. Aquest cop li ha tocat el rebre al salari mínim, acusat de ser un dels responsables de l’elevat nivell d’atur existent. Ja vàrem comentar en una entrada prèvia al bloc ( Invertir la tendència ) que el nivell d’atur a Espanya poc té a veure amb l’evolució de les rendes salarials sinó més aviat amb la manca de dinamisme de la inversió. Certament, quan l'evolució salarial es desvia sensiblement del comportament de la productivitat laboral es posa en risc la sostenibilitat dels llocs de treball, un desequilibri massa freqüent en la trajectòria recent de l'economia espanyola.  En encarir-se el preu del treball en relació amb el que cada treballador produeix, es corre el risc que quan la conjuntura econòmica es giri d'esquena, les empreses s'afanyin a