Cifras y letras



Hablemos hoy un poco de macroeconomía. O sea, de cifras y letras. Nuestra economía vuelve al equilibrio exterior. Es decir, no necesitamos recursos del exterior para financiar nuestra actividad económica interna. Es positivo, pues tenemos una larga tradición de déficits exteriores y con el elevado nivel de deuda externa existente, mejor no que optemos por la política del más madera.

Pero lo relevante para el futuro próximo no es el hecho en sí mismo sino como se ha desarrollado el proceso. La recuperación del equilibrio tiene mucho que ver con la mejora de la balanza comercial y con una cierta recuperación de la confianza de los mercados, que ha puesto fin a la huída de capital.

Por un lado, bueno es que nos demos cuenta que hay que adoptar medidas y políticas que favorezcan la productividad, pues sólo será ésta la que nos permitirá mantener la buena tendencia de las exportaciones cuando, en el futuro, repunte nuestra demanda de importaciones. Por el otro, situar la confianza de los mercados como estrella del norte de la política económica no es una buena decisión estratégica, pues la confianza se gana, no se mendiga.

Me explico: el saldo exterior compara el ahorro interno con el nivel de inversión de una economía. La dureza de la crisis no ha hecho aumentar el ahorro en España. Al contrario. En los últimos cuatro años se han volatilizado 75.000 millones de ahorro familiar, lo que equivale a casi 10 puntos de renta disponible. Y pese a las continuas medidas de ajuste aplicadas, el ahorro público permanece en niveles del 2010. Si se ha recuperado el equilibrio exterior es a causa de un hundimiento del 40% en la inversión. Hoy se invierten 125.000 millones menos que al inicio de la crisis. Y sin inversión no hay empleo.

Ingenuo sería esperar alegrías inversoras de hogares endeudados y con rentas en regresión. El conjunto de los salarios pagados actualmente es el equivalente al del año 2006. Pasos de cangrejo vamos dando. En cambio, el ajuste empresarial ha permitido duplicar su ahorro. Pero mientras que hace cinco años se invertía el triple de lo que se ahorraba, hoy el sector empresarial apenas invierte el 80% de lo que ahorra. ¿Cual es la diferencia? La desconfianza sobre la evolución económica y las dificultades para acceder a financiación. Abrir el grifo del crédito a las pequeñas empresas exportadoras sí sería una buena tecla que tocar para afinar la sinfonía de la recuperación.


(Reproducción del comentario de actualidad semanal en Gestiona Radio)

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