Draghi's Dance

Draghi ha querido marcar perfil propio con un golpe de efecto inesperado. El descenso en el precio oficial del dinero tiene lecturas controvertidas, pues es interpretable desde diferentes ángulos. Pero, en realidad, las decisiones en política monetaria no se descifran tanto por sus efectos directos en la actividad económica como por los efectos inducidos en los mercados financieros. Es decir, no tanto por lo que representan como por lo que sugieren.

Es evidente que el Banco Central Europeo no reduciría unos tipos de interés ya en niveles irrisorios si la reactivación económica fuera una realidad contundente y, con la medida, pusiera en riesgo unos equilibrios macroeconómicos que ha costado muchos esfuerzos recuperar. Pero tras la salida de la recesión queda todavía mucho que recorrer para superar la crisis financiera.

El Presidente del BCE mueve pieza para justificarse y minimizar riesgos. Es sagaz al reconocer que el cóctel de la recuperación económica tiene un gusto demasiado amargo y probablemente efectos indigestos. Mientras unos detienen su caída a costa de ajustar empleo y rentas, otros muestran un crecimiento lánguido, pues sin impulso fiscal y con escaso estímulo exterior, presienten que demasiado han arriesgado para tan poca recompensa.

La ausencia de inversión generadora de empleo en unos países y la flojera de la demanda interior en casi todos delimitan un escenario de recuperación deprimente. A todo ello,  los más exportadores se irritan porque acontece lo que habíamos predicho: la afluencia de capital financiero ha apreciado la cotización del euro y laminado la competitividad de los productos europeos. Y los que necesitan crédito para invertir se enfurecen pues las inyecciones de capital público al sistema financiero todavía no se transformaron en financiación para las empresas.

Con la medida, Draghi ofrece, por un lado, alguna satisfacción a los que reclaman un mayor activismo monetario para luchar contra la recesión y evitar el riesgo de deflación. Mientras, por el otro, satisface las demandas de los que reclaman un Euro más débil.


Vuelve a situarse pues el foco sobre los bancos centrales. Con el cambio de responsable en la Reserva Federal y el dinamismo económico actual de los Estados Unidos, crecen las dudas sobre la continuidad de los estímulos monetarios. Y las piezas que se interpreten en Nueva York, Frankfurt y Tokio harán bailar muy pronto todas las divisas. Tiempo al tiempo... 

(Reproducción del comentario de actualidad económica en Gestiona Radio)

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