The Dancing Men



En The Adventure of the Dancing Men, Sherlock Holmes afronta el reto de descifrar el significado de unos complejos jeroglíficos, integrados por figuras humanas que aparentan estar danzando. Sin desvelar el desenlace, cabe decir que es una de sus aventuras más amenas.

Diariamente, los mercados financieros lanzan mensajes que la troika parece incapaz de descifrar, cual enrevesado jeroglífico que requiriera de la sabiduría del más experto detective. La falta de talento en la gestión de la crisis pone en riesgo el porvenir de una eurozona que sufre más por la cura de sangrías que por la propia enfermedad.

No hay manera de inyectar confianza ni siquiera de ofrecer un calendario creíble para la recuperación. No se acierta a descifrar el sentido de los mensajes, las primas de riesgo continúan bailando como los hombrecillos diminutos del cuento y las amenazas de nuevos rescates se ciernen sobre los países más endeudados.

En su informe mensual, el BCE reconoce el fracaso de las políticas de estabilización y apuesta por una revisión profunda del marco institucional y la gobernanza de la eurozona. Largo nos lo fían, si hemos de esperar al consenso de países que deciden según claves electorales internas.

Tras tres años ininterrumpidos de ajustes, la deuda pública ha crecido en diez puntos de PIB llevándose por delante cuatro millones de empleos. En Irlanda, España o Portugal, tras los rescates, la deuda crece como también lo hace en Italia, Francia, Holanda, Alemania o Finlandia. Tan sólo en la doblemente rescatada Grecia la evolución se revierte, a costa de una caída escalofriante del PIB y sin que ello evite nuevas amenazas de la troika.

No es nada sorprendente, pues sólo se detendrá el endeudamiento mediante superávits primarios en las cuentas públicas o cuando el crecimiento económico supere al coste de financiación. Pero la persistencia de aumentos impositivos y recortes de gasto deprime la actividad económica dificultando la reducción del déficit. El diseño de una tormenta perfecta ante la cual se opta por el yo, a lo mío.

Sin prolongar vencimientos, asumir derramas e invertir para generar oportunidades de empleo y mayores rentas, será difícil salir de la crisis con una cierta dignidad. Amenazas y reprimendas tan sólo siembran incertidumbres en medio de una senda de elefantes financieros. ¿Quién querría habitar en ella?

Europa proclama su apuesta por la consolidación fiscal pero lo único que solidifica son desigualdades, resquemores y cansancios. Hay que reformar mercados, políticas e instituciones y dar paso a nuevas voces e ideas que no nos hagan bailar como los danzarines del acertijo. Nadie sale al campo de batalla si no es por un futuro mejor. 

Elemental, querido Watson.

(Reproducción del comentario de actualidad en Gestiona Radio)

 

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