The Dancing Men

Diariamente, los mercados financieros lanzan mensajes
que la troika parece incapaz de descifrar, cual enrevesado jeroglífico que requiriera
de la sabiduría del más experto detective. La falta de talento en la gestión de
la crisis pone en riesgo el porvenir de una eurozona que sufre más por la cura
de sangrías que por la propia enfermedad.
No hay manera de inyectar confianza ni siquiera
de ofrecer un calendario creíble para la recuperación. No se acierta a
descifrar el sentido de los mensajes, las primas de riesgo continúan bailando
como los hombrecillos diminutos del cuento y las amenazas de nuevos rescates se
ciernen sobre los países más endeudados.
En su informe mensual, el BCE reconoce el
fracaso de las políticas de estabilización y apuesta por una revisión profunda del
marco institucional y la gobernanza de la eurozona. Largo nos lo fían, si hemos
de esperar al consenso de países que deciden según claves electorales internas.
Tras tres años ininterrumpidos de ajustes, la
deuda pública ha crecido en diez puntos de PIB llevándose por delante cuatro
millones de empleos. En Irlanda, España o Portugal, tras los rescates, la deuda
crece como también lo hace en Italia, Francia, Holanda, Alemania o Finlandia. Tan
sólo en la doblemente rescatada Grecia la evolución se revierte, a costa de una
caída escalofriante del PIB y sin que ello evite nuevas amenazas de la troika.
No es nada sorprendente, pues sólo se detendrá el endeudamiento
mediante superávits primarios en las cuentas públicas o cuando el crecimiento
económico supere al coste de financiación. Pero la persistencia de aumentos
impositivos y recortes de gasto deprime la actividad económica dificultando la reducción
del déficit. El diseño de una tormenta perfecta ante la cual se opta por el yo, a lo mío.
Sin prolongar vencimientos, asumir derramas e
invertir para generar oportunidades de empleo y mayores rentas, será difícil salir
de la crisis con una cierta dignidad. Amenazas y reprimendas tan sólo siembran incertidumbres
en medio de una senda de elefantes financieros. ¿Quién querría habitar en ella?
Europa proclama su apuesta por la
consolidación fiscal pero lo único que solidifica son desigualdades,
resquemores y cansancios. Hay que reformar mercados, políticas e instituciones
y dar paso a nuevas voces e ideas que no nos hagan bailar como los danzarines
del acertijo. Nadie sale al campo de batalla si no es por un futuro mejor.
Elemental,
querido Watson.
(Reproducción del comentario de actualidad en Gestiona Radio)
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