¿Unidad de mercado o unidad de criterio?

No se trata de cambiar el fondo de armario o de aprovechar el mejor tiempo para hacerse un pequeño lifting o una liposucción al uso. No, lo que merece y necesita nuestro sistema fiscal es un cambio radical de vida. Nuevos ropajes, una dieta saludable y mucho más ejercicio.

Es una realidad innegable que el sistema tributario actual es ineficiente e injusto. Recauda mucho menos de lo que correspondería a las figuras y hechos impositivos existentes, se pierde recaudación a cada dificultad del camino y no se incentivan las conductas económica y socialmente más apropiadas. Además, discrimina excesivamente entre fuentes de ingreso y, con ello, entre contribuyentes. Malo es el diseño cuando algunos privilegiados son inmunes a las tribulaciones tributarias de casi todo el mundo.

Muchas expectativas hay sobre el llamado informe de expertos. Tiempo habrá para analizar las propuestas concretas de un documento del que muchos hablan pero muy pocos han visto y todavía menos han podido leer en profundidad. Veremos en qué queda la reforma una vez las propuestas técnicas se den de bruces con las presiones de los distintos grupos de interés existentes.

Un aspecto que, sin embargo, ya merece un comentario previo es el sacrosanto concepto de la unidad de mercado. Se confunde unidad de mercado con unidad de criterio. Este principio hace referencia esencialmente a la libre circulación y establecimiento de actividades económicas y a la libre circulación de mercancías y servicios en un territorio concreto, con los beneficios económicos que de ello se derivan. Pero no se refiere necesariamente a la uniformización de normas y figuras. Sólo cuando el sistema tributario impide o distorsiona artificialmente esta libre circulación hay razones objetivas para la intervención.

En los países con descentralización política, la administración puede atender de forma más próxima y ajustada las necesidades específicas de los grupos de población más cercanos. Esta descentralización tiene también una dimensión fiscal que es la corresponsabilidad que deben asumir las administraciones territoriales ante sus contribuyentes.

Lo que corresponde pues es corregir el mal uso y los errores de diseño de la hacienda territorial, denunciando además a los responsables de los desaguisados fiscales detectados, preferentemente sin tener que padecer estériles luchas partidistas.

Pero grave error sería utilizar un informe técnico como excusa política para dar pasos atrás en un proceso de descentralización fiscal propio de las economías modernas. Buena es la rivalidad y competencia fiscal cuando se sustenta en la eficacia y se orienta hacia la promoción de una sociedad más justa y dinámica.


(Reproducción del comentario semanal de actualidad económica en Gestiona Radio)

Desde este enlace podreis acceder al informe de la comisión de expertos: 

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