Extra omnes



No todas las fumatas se volvieron blancas. Sigue oscurecida la del cónclave que busca la ruta de salida de la crisis. El tradicional grito “Extra Omnes” (todos fuera!), de resonancias un tanto autoritarias, parece haberse dirigido exclusivamente al empleo juvenil y a todo gasto público que los magros ingresos actuales no sean capaces de financiar.


Ralph Waldo Emerson, filósofo y poeta norteamericano, afirmaba en su obra “La conducta de la vida” que la naturaleza tiene su propio modo de hacer cada cosa y que así nos lo muestra si tenemos los ojos y orejas bien abiertos. Como la ciencia económica no es ajena a dicha ley, cabría aprovechar estos tiempos oscuros para cerrar el paso definitivamente a ciertas prácticas que la experiencia ha demostrado inadecuadas.

No somos alumnos aplicados pues reiteradamente ignoramos las advertencias del pasado. La reforma laboral es un clásico en la agenda de cualquier nuevo gobierno ante nuestra incapacidad de ofrecer un trabajo atractivo, estable y bien remunerado a una parte apreciable de la población. Un fracaso de modelo social y productivo que hoy tiene en la generación de jóvenes mejor preparados a sus principales víctimas.

Intento tras intento, no sabemos reformar sin segmentar personas, contratos y remuneraciones. Se responde a cada mal envite de la coyuntura con destrucciones masivas de ocupación que afectan siempre a los empleos más precarios y temporales. Llegado el caso, se promueve una mayor flexibilidad interna, que permite adaptar mejor las condiciones de trabajo a la situación real de las empresas. Y finalmente el coste laboral se ajusta a la baja con las crisis pero el desempleo continúa su senda ascendente pues no es de origen salarial el problema sino de falta de oportunidades.

Como en el pasado, se vuelve a optar ahora por una nueva oferta de contratación juvenil bonificada que no sólo atenta al precario equilibrio financiero de la seguridad social, también amenaza con volver a segregar el trabajo en función de la edad y el tipo de contratación.

Tiempo es para cambiar las prioridades también de las bonificaciones y gastos fiscales, premiando a quienes arriesgan para mejorar nuestro modelo productivo, abriendo mercados e invirtiendo en investigación, calidad y activos intangibles. Mejor cerrar las puertas del cónclave a las malas ideas que a los buenos empleos. El propio Emerson nos advertía que desaprovechar las lecciones de la experiencia no lleva más que a continuas desilusiones.
 

(Transcripción del comentario de hoy en Gestiona Radio)

Comentaris

Entrades populars d'aquest blog

Volcà islandès

Das Auto

Foc grec