Policy mix
El análisis de la política económica como disciplina científica muestra que
cuando los tipos de cambio son fijos y hay libre movilidad de capitales, no
sólo las políticas económicas nacionales pierden su autonomía sino que la política
monetaria es incapaz por sí misma de modificar los niveles de actividad
económica. Que los miembros de la eurozona no tengan mucho margen de actuación
y que el BCE poco pueda incidir en la recesión económica no es pues ninguna
sorpresa. Pero esta restricción no disculpa la pasividad ante el alcance y
persistencia de la recesión.
Es tal el fiasco de la gestión de la troika que voces críticas se alzan ya entre
sus miembros. Afrontar la crisis estrictamente como un problema de endeudamiento
e insolvencia es excesivamente reduccionista y constata las limitaciones de una
estrategia fallida, heredera de ideas desfasadas y víctima de intereses locales.
Poco sensata es una política que sólo vislumbra estabilidad económica a cambio
de retroceder diez años los niveles de empleo.
La necesidad de reestructuración y recapitalización bancaria es evidente
ante los excesos y disfunciones del pasado reciente, pues sabemos que permitir
barra libre al sistema financiero no garantiza que la asignación del capital ahorrado
sea eficiente y socialmente aceptable. Pero nada asegura tampoco que un proceso más o
menos ordenado de fusiones y absorciones evitará riesgos futuros, de modo que necesitamos
mayores garantías y una mejor supervisión sistémica. Medidas que redundarán
probablemente en un mayor coste del capital y en una menor oferta crediticia.
La crisis del sistema financiero plantea pues nuevos retos que no parece
que las autoridades europeas sean capaces de percibir. Ineficaz es que el banco
central se preocupe sólo de la estabilidad de precios mediante la gestión del
tipo de interés, cuando la actividad económica y el empleo se derrumban y la
deuda pública alcanza niveles ostentosos. Cabe exigirle el uso de una mayor
variedad de instrumentos para atender una mayor diversidad de objetivos. Su enfoque
simplista conduce a que sus políticas no se transmitan al sistema financiero.
Hoy, es una meta mucho más importante garantizar el crédito que regular la base
monetaria o fijar un precio del dinero que poco tiene que ver con el coste del préstamo
empresarial.
Sin inversión no hay crecimiento sostenible ni creación de empleo y la
ausencia de financiación para emprendedores y pequeñas empresas, competitivas
pero sin facilidad para ampliar capital o emitir deuda propia, nos empobrece más
y obliga a un mayor ajuste del merecido.
(Reproducción del comentario de hoy en Gestiona Radio)
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