Selección natural

Hay un debate abierto en la comunidad científica sobre la capacidad del ser humano para evolucionar mucho más allá de su estado actual y de cómo los cambios climáticos y tecnológicos incidirán en su evolución. Los científicos más prestigiosos nos confirmar que efectivamente la especie humana sigue en constante evolución, aunque probablemente desde una dimensión más cultural que física.

Pero dado que ha desparecido más del 90% de las especies que en su día han habitado la tierra, cabe preguntarse si el éxito reside exclusivamente en la capacidad de adaptación a los cambios en el entorno. La respuesta es más compleja de lo que parece pues lo que más garantiza la continuidad de una especie es su capacidad para reproducirse.

Cuando este símil evolutivo lo trasladamos a un universo empresarial que está en plena agitación, nos deberíamos preguntar cuáles son los mecanismos principales de supervivencia y desarrollo. Y si bien la flexibilidad y capacidad de adaptación a entornos cambiantes se antoja una receta de éxito más bien obvia, no se debe simplificar el diagnóstico sin analizar lo que ocurre en nuestro ecosistema.

Por un lado, mantenemos un déficit emprendedor que resulta de una sociedad con baja tolerancia al riesgo y escasa capacidad de percepción de oportunidades y espíritu competitivo. Las iniciativas que aparecen, además, son poco ambiciosas en el capital invertido y en la creación de empleo. No es algo que nos deba sorprender, dada la poca cultura de capital riesgo y las dificultades de financiación bancaria existentes. Hay que mejorar la cultura emprendedora y apostar más por los que se arriesgan.

Pero el déficit principal, en clave evolutiva, está en la capacidad para crecer. La experiencia nos muestra que las empresas que han sobrevivido grandes cambios en su entorno son aquellas que han sido capaces de reinventarse y que han sabido mantener aquellos factores que les facilitaron el crecimiento. Generalmente, una actitud proactiva, la capacidad de ser flexibles, una clara vocación innovadora, su orientación al cliente y una gestión financiera prudente.


La ventaja es que la mano del hombre puede incidir, mediante las decisiones de política económica, sobre estas claves de éxito en este proceso de selección natural

(Reproducción del comentario de actualidad económica en Gestiona Radio)

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