Eurozona: Carpe Diem


Afronta la eurozona una encrucijada esencial para su porvenir. Se requiere una gestión inteligente para dar una estocada certera a una crisis que asusta pues no se ve cercano su fin. Es difícil virar el rumbo con presteza pero se debe aprovechar la calma tensa de los mercados. El dinero vuelve a Europa a medida que mejora la percepción de riesgo, pues nadie quiere perderse la oportunidad de subirse al carro cuando asome el primer indicio de reactivación.

Carpe diem para inducir un discreto cambio de orientación de la política económica. La flexibilización de los objetivos de consolidación fiscal liberaría margen para tratar de estimular la inversión. También en el norte se sabe que los aires gélidos no insuflan confianza ni mejoran las expectativas.

Hay que desprenderse de la telaraña que nos atrapó y romper la asimetría padecida, ya que se obvió que poco tiene la eurozona de área monetaria óptima. Al pretender liderar la liga de la austeridad, las economías con superávit exterior, mayor productividad y finanzas más saneadas han extendido la recesión y el desempleo por toda la unión y forzado sus socios a asumir un ajuste muy duro. Con escasa movilidad laboral y sin integración fiscal, los países en problemas confían que la expansión de sus colegas les compense a través del comercio exterior. Pero el ajuste generalizado les ha privado de dicho alivio y condenado a una devaluación interna de salarios y costes.

Las nuevas previsiones empeoran el escenario pues se han subestimado las consecuencias reales de la austeridad cuando la deuda es elevada. Necesario parece paliar sus efectos mitigando la presión sobre el gasto social y dando más aire también a las comunidades autónomas.

Urge actuar con tino y tiento antes de que los flujos financieros viren en favor del euro y su apreciación se lleve por delante mejoras competitivas conseguidas mediante grandes sacrificios y costes sociales. Es iluso creer que sólo con padecimientos haya un futuro para el proyecto europeo.

(Aquest és l'article que avui he publicat al diari El Economista)

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